Pues aquí un dibujo de este magnífico animal agazapado ocultando su presencia para pasar desapercibido
Querido y odiado según lo alejado que se esté en ese momento del animal. Se empieza a escuchar y se puede leer sobre el por todas partes y la causa de su popularidad no es otra que la de acercarse a Madrid cada vez mas. Al parecer ya se han visto por las sierras de la capital y esto ha incomodado a más de uno que teme verlos pasear a sus anchas entre los carros de los supermercados madrileños. Hasta he oído en un programa de radio como se preguntaban a paseantes en la Gran Vía sobre el lobo y claro respuestas de lo más absurdas
Los lobos jamás se extinguieron aquí en el norte, Asturias y Galicia han compartido su destino con el de los lobos. Durante todo este tiempo en otras provincias el lobo no era más que recuerdos en la mente de los viejos y por ese motivo no importaba si hacia el bien o hacia el mal. Terneras, ovejas, o yeguas y potros muertos es algo inevitable cuando se deja el ganado libre en las montañas como si de rebecos se tratase, pero eso sí, sin las condiciones innatas que posee el rebeco para eludir el ataque del lobo. Si los dueños de esos animales de pastoreo antiguamente tenían tres mastines para acompañar al rebaño y ahora no hay ni uno que se espera que haga el lobo. Aquí en el norte hay unos dos mil ejemplares. Habrá que alejarse hasta Rumanía para encontrar regiones con esa cantidad
Más de treinta años pateándome las zonas asturianas mas loberas, en invierno o verano con lluvia, nieve o con sol. Decir que me encontré con gatos monteses, zorros a montones, ciervo, corzos, rebecos,etc y hasta con la escasa nutria, pero jamas un lobo. Para ellos no somos una presa tentadora ni siquiera con hambre, si han conseguido perdurar en el tiempo, es precisamente por su timidez o astucia por haberse mantenido al margen en el trato con las personas, quien sabe quizás ellos sepan que el ser humano puede hacer algo peor que matar al lobo y es el convertirlo en perro. Un lobo detecta a un humano a un kilómetro de distancia, es fácil pensar por tanto que tiene mucho tiempo para alejarse y poner más tierra aun por medio o lo más probable ocultar su silueta en silencio, acechando hasta que ruidosamente nos alejemos de su zona. En ciertas ocasiones he escuchado aullidos y he visto rastros en la nieve pero no podría jurar que no fuesen de perros asilvestrados y dicho sea de paso, estos si que pueden resultar peligrosos en la montaña por no tener ese instinto huidizo ante la presencia de los humanos