Aqui no hay dibujo, o quien sabe quizas se lo haga mañana
Así es, hoy he tenido que talar un árbol en mi finca, y digo que tuve que hacerlo porque lo que es nuestro termina donde empieza lo que es de otros. Era un eucalipto, si un eucalipto, grandioso que extendía sus ramas sin entender de nuestras delimitaciones, lindes ni rayas de colores en los mapas del catastro. Era uno de esos arboles que hoy día crean mal ambiente en mucha gente y ya me sentía bastante presionado, así que me arme de valor, de pedante valor y una motosierra y di con su majestuoso porte en el suelo. Ahora si esta solo en una finca
Pues no tengo que hacerle un dibujo, buscando lo encontré y la verdad es que tengo muchos de los que no me acuerdo, entre los libros en la pequeña casa de la finca. En ratos perdidos dibujo todo cuanto cae a mano y este pues cayó
Mar 12, 2011 @ 10:27:07
Asi es amigo Fernando, se puede escribir con letras mas grandes. Pero no mejor explicado
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Mar 12, 2011 @ 08:36:16
Hoy en día sólo existen los lindes para poder explayarse con el majestuoso y suculento mundo del valor catastral y sus ricos papelinos de colores (euros). Familias destruidas por los malditos lindes los cuales muchos de ellos no se saben donde comienzan y donde terminan. ¿Y para que queremos todas aquellos terrenos mundanos donde crecia la vida bien estructurada si ahora los hijos no quremos ni ver en pintura esos magníficos terrenales de color ocre y de vida verde?.
A veces los lindes existian por el mero echo de que una familia estaba reñida con otra, sin más propósito que ese, «esto es mio y lo otro es tuyo».
30 años atrás esos lindes no existian, sólo los marcaba el paso de un caminito por el cal pasaban los paisanos para así no pisar el terreno de uno sobre el de otro.
Los lindes, grandiosos lindes, que ahora no son mas que un número catastral y un rico próposito local para el ayuntamiento de turno, y eso que ahora no hay dinero, no son mas que eso, un número y a veces hasta mal colocado. Pero aún así no es tuyo, te lo quitan sí o sí, si te pasan un carretera o bien un bonito centro comercial o bien una nave industrial en la cual no te van a contratar, pero eso no es todo, encima de robártelo luego se saña contigo un buen amigo, que es hacienda, de esos amigos que no tienen miedo de decirte las cosas por su nombre: «dame esto o te lo quito».
Que lindos lindes, que lindas huertas, ¡mejor estabamos sin nada!.
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